La emisión por RTVE de la magnífica miniserie sobre la visita de nueve días a la
aislada, encastillada y autárquica España del Movimiento Nacional como partido único,
de las adhesiones inquebrantables al poder personal del general Franco de 1947, me ha
movido a considerar como era la vida de aquellos españoles vitalmente tan cercanos, de aquel
año que se inició con una de las clásicas manifestación de adhesión al Caudillo Franco en la Plaza
de Oriente tras la condena del Régimen por las Naciones Unidas y la consiguiente retirada de
embajadores, aislamiento al que había que sumar muchas carencias tras el duro año del hambre
vivido en 1946, seguía racionados los víveres, las cosechas mermadas y eran objeto de
especulación el resto de las materias primas. La <> produjo una crisis en el
suministro de energía eléctrica y restricciones generalizadas en el comercio y la industria,
mientras la escasez de combustibles permitía la existencia de un floreciente mercado negro de la
gasolina. Industriales y comerciantes ocultaban el género para provocar subidas de precios y
burlar las tasas impuestas, convirtiendo en una era dorada este tiempo para los numerosos pícaros
que vivían del estraperlo. Por las calles de pueblos y ciudades mutilados de la guerra civil, del
bando perdedor, exhibían su desamparo y miseria. Incluso durante 3 días se produce una masiva
huelga industrial en Vizcaya.
Desde el diario Arriba se excitaba la fobia antidinástica contra el pretendiente D. Juan
de Borbón, únicamente defendido desde las páginas de ABC, y se apoyaba, como en el resto de la
prensa, la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado que convertiría a España en Reino y con la
que Franco quería apuntalar legislativamente a su régimen. Esta Ley Fundamental sería
masivamente aceptada en el referéndum del mes de julio por los españoles, tras una descomunal
e intimidante campaña de propaganda por el SI, convirtiéndose en la segunda de las leyes con las
que se armaría la muy sui generis democracia orgánica española. En este mes, Franco trató de
esconder la crisis con una paga extraordinaria, la del 18 de julio. En los ruedos triunfaba Manuel
Rodríguez, Manolete, aunque la muerte le aguardaba en aquel septiembre en los pitones de Islero,
en el coso de Linares, y marcaría el final de una toda una etapa de la vida española.
Y mientras en Peñarroya-Pueblonuevo el Ayuntamiento que preside D. Isidro Márquez y
Ramírez de Arellan, antiguo combatiente y empleado de la SMMP, trata de paliar la crisis
pavimentado y acerando algunas calles, atendiendo en la Beneficencia Municipal a numerosos
necesitados y complementando la labor del comedor de Auxilio Social. Del pastoreo de las almas
para cumplir el lema de “Por el Imperio hacia Dios” se encargaban el párroco de Santa Bárbara,
D. Alfonso Camargo, y el de Na Sa del Rosario, D. José Ortiz González, el cura guapo que
lideraban activos grupos de Acción Católica y de Adoración Nocturna.
De las minas de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya se extraen cada vez
menos carbones grasos y los carbones antracitosos se destinan a las fábricas de gas y electricidad,
como la Térmica peñarriblense que sigue suministrando con sus redes de 15000, 30000 y 60000
voltios a poblaciones de Badajoz, Ciudad Real y del resto de la Sierra de Córdoba. Estudios
empresariales consideran como probable el inmediato agotamiento de la zona hullera del término
municipal peñarriblense. En las fábricas de Productos Químicos, sulfato de cobre y superfosfatos
la producción se resiente, pues depende de los precarios cupos obtenidos de las materias primas,
igual que ocurre en los Talleres Generales donde faltan el acero, el bronce y otros metales. En el
otro cerco industrial, el de La Papelera del Sur, sigue la producción de sacos gracias a la paja de
cereales proveniente de los campos extremeños y cordobeses. La Yutera, además de los tejidos
de yute y esparto, fábrica en exclusiva sacos a base de hilos de papel, así como sacos embreados
para envasar abonos y otras materias higroscópicas. La falta de material ferroviario no permite
realizar facturaciones de carbones, que se acumulan en los depósitos al aire libre junto a las minas
y la Empresa se niega a dar carbón a las viudas de sus productores jubilados. El paro registrado
en el mes de junio es de 362 hombres y de 165 mujeres, que sigue una leve tendencia a la baja.
Entre los asuntos que quitan el sueño a los vecinos están la pavorosa falta de viviendas,
achacadas a las destrucciones provocadas por los rojos durante la guerra civil, que en realidad
había agravado este endémico problema local y desde los sindicatos locales de la Central Nacional
Sindicalista se pide la construcción de viviendas protegidas. Los gases sulfurosos, sulfúricos,
nítricos, arsenicales y de sosa generados por las industrias que, junto a los procedentes de la
combustión del carbón por industrias y particulares contaminan en los días de calma el aire. Las
colas en el economato de la SMMP o en los comercios para obtener mediante la cartilla de
racionamiento los 250 gramos de pan por individuo o los ingredientes necesarios para comer los
“típicos” garbanzos engrasados con tocino y carne (bien escasa por la fuerte sequía) del almuerzo,
las sardinas o patas del plato nocturno, o el café y la leche que con los churros servían de
desayuno. Y también contadas cantidades de arroz, judías y legumbres. La penuria en los
abastecimientos hace que el rendimiento de los trabajadores sea escaso por la mala alimentación.
Desaparecido el Instituto, esforzados maestros del casi medio centenar de escuelas, la mayoría
nacionales, trataban de educar y enseñar a una chavalería numerosa y poco motivada por las
dificultades económicas y familiares. El abasto de agua potable en verano es otro problema
endémico en el distrito de Pueblonuevo, que se abastece del sobrante de la que suministra a sus
industrias y personal empleado por la SMMP desde La Garganta (Ciudad Real), mientras que en
el de Peñarroya se abastece de pozos que se contaminan con mucha facilidad.
El 7 de junio de 1947 llega a España Eva Duarte de Perón, portadora de esperanzas de
mejores suministros y dos días después se gana las simpatías de los renuentes “rogelios” cuando
en Madrid manifiesta “Os traigo el contagio de felicidad de los trabajadores argentinos. Os
ofrezco mi corazón de mujer, empapado en la nueva justicia que hemos dado a los obreros de
mis ciudades y mis campos”.
El Ayuntamiento peñarriblense envió sus parabienes oficiales a la ilustre visitante y
propuso luego que una de las calles llevase el nombre de “República Argentina” en
agradecimiento por la ayuda prestada a la Madre Patria, según la retórica de la época. Fue elegida
la calle Unión, de resonancias obreristas, pero cuando se inauguró oficialmente la placa no
faltaron regocijados ex-republicanos por ver el nombre de la república, aunque fuera la argentina,
en una de las calles, mientras los partidarios del régimen se congratulaban porque era uno de los
pocos países que mantuvo su amistad, a pesar del consejo de la ONU.
Antonio Lloret, hermano del que fuera primer jefe de la Falange Española local que fue
fusilado en tierras manchegas en octubre de 1936, empleado de la SMMP y reconocido músico e
intérprete, escribió una partitura con motivo de tan triunfal visita, recibiendo los más
efusivos agradecimientos en una carta que aún guarda uno de sus hijos, pero que no
sabemos si fue interpretada en el pueblo alguna vez.
Los jóvenes peñarriblenses Juan Cabanillas, Guillermo García y Victoriano Vera
que aquella misma mañana habían realizado la primera parte del Examen de Estado en
una Sevilla alborotada y expectante, pudieron ver junto a miles de personas a aquella
Evita Perón en la fastuosa recepción que el alcalde sevillano, el Marqués del Contadero,
le dispensó: numerosos coches de caballos la esperaban para acompañarla desde el
aeropuerto y durante el recorrido en la entonces avenida de Queipo de Llano en la que
cientos de jóvenes ataviadas estaban situadas a ambos lados ataviadas con el traje típico
y llevando alternadamente cestos con pétalos que iban arrojando o palomas que ponían
en libertad al paso de la ilustre visitante en medio de un entusiasmo desbordado.
Los peñarriblenses pudieron admirar la rubia belleza de Evita y la frescura
militante y social de sus discursos, cuando se proyectaron los obligatorios NODOS en
cualquiera de la media docena de salas de cine y sobre todo, pudieron apreciar las mejoras
en el racionamiento derivadas de los acuerdos que se materializaron en la primavera
siguiente con la firma en Buenos Aires del Protocolo Franco-Perón, con un crédito
cuatrienal que alcanzaba los 4.500.000.000 de pesetas destinado a las compras de materias
básicas, alimentos y artículos de primera necesidad –especialmente de trigo- primordiales
para un país que, como España, había sido excluido taxativamente de las ayudas del Plan
Marshall para la reconstrucción de la Europa devastada por la sangrienta 2a Guerra
Mundial.
Publicado en el Periódico de Peñarroya a-Pueblonuevo en junio de 2013
Por Jerónimo López Mohedano
Cronista Oficial de Peñarroya-Pueblonuevo